El tradicional diario La Nación del pasado viernes parece un anuncio del futuro que cada vez es más presente: “Se derrumban las bolsas por Estados Unidos y la Unión Europea”, anuncia el titular principal. En la sección Economía y Negocios, la noticia destacada es que los supermercados chinos en el país ya son más de 10.000. Un recuadro a un costado anuncia la compra del Standard Bank por el ICBC (Banco Industrial y Comercial de China).
China: nuevas inversiones bancarias en América Latina y Argentina
Aunque no es ninguna sorpresa no deja de ser una noticia: China compró un banco en Argentina. El Banco Industrial y Comercial de China habría comprado el Standard Bank Argentina por más de 700 millones de dólares, según la agencia oficial de noticias Telam. El jueves por la noche, mientras se difundía la noticia, se encontraban reunidos en Casa de Gobierno la Presidente Cristina Fernández y el presidente del ICBC, Jiang Jianqing, acompañados por el embajador Yin Hengmin y el gabinete económico argentino.
Según la wikipedia, el Producto Interior Bruto de Argentina es de unos 640.000 millones de dólares y ocupa el puesto vigésimo séptimo en el ránking mundial, mientras que el valor total estimado del ICBC está en el orden del billón de dólares. O sea: el ICBC vale más o menos una Argentina y media.
Por ahora, el ICBC sólo tendría en Argentina al banco que ocupa el noveno lugar en el ranking entre los bancos privados, con 98 sucursales. El Standard Bank es un banco sudafricano y fueron sus socios argentinos, las familias Werthein y Sielecki, los encargados de gestionar la venta de la rama argentina.
Casualmente Julio Werthein, de 90 años, fue hasta hace solo dos años presidente de la Cámara de Comercio Argentino-China, y la familia Sielecki está asociada en dos plantas químicas y un laboratorio farmacológico en China. La futura heredera del imperio Sielecki es la esposa del ex embajador en Estados Unidos y actual canciller Héctor Timermann.
La inmigración china y los supermercados chinos en Argentina
Hace no mucho escribí en Zaichina que habría unos 4.500 supermercados chinos en el país, pero mis datos estaban desactualizados. Ya serían más de 10.000 y esta cifra crece a un ritmo de 20 aperturas mensuales. Los supermercados chinos ya han llegado a un punto de saturación en Buenos Aires y las nuevas aperturas se producen en el interior del país.
Actualmente, siempre según datos de la Cámara de Supermercadistas de Residentes Chinos en la Argentina (Casrech), que agrupa al 60% de los “súper chinos”, éstos facturan 6.000 millones de dólares mensuales y controlan casi un 20% del mercado de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza.
Los portones y rejas de los supermercados chinos están pintados de celeste, negro o blanco. Cada color indica de dónde provienen los dueños. Pueden ser taiwaneses, de Fujian (la mayoría) o cantoneses. El color es para anunciar que no se puede instalar otro supermercado chino del mismo color a menos de doscientos metros de distancia.
Gracias a su dedicación al trabajo, sus bajos precios y las redes que ha ido construyendo cada comunidad, los propietarios de estos supermercados han prosperado mucho en estos últimos años. Sin embargo, no todo es un lecho de rosas. El año pasado sufrieron más de 3.000 asaltos a mano armada por parte de la comunidad argentina y 13 comerciantes de origen chino fueron asesinados por compatriotas dedicados al crimen organizado por negarse a pagar lo que les exigen (hasta 50.000 dólares) para abrir el local sin sufrir represalias.
Este mismo viernes aparece en el principal diario argentino, Clarín, la noticia de una falsa bomba en un “súper chino” y la denuncia del propietario, a quien le exigen pagar 10.000 dólares. Esta semana apareció también otra interesante noticia relacionada con la Casrech: la creación de la tarjeta Red Economía. La competencia de “los chinos” son los hipermercados de la multinacional francesa Carrefour y la chilena Jumbo y una de las mayores desventajas que tienen es que no aceptan tarjeta de crédito.
Desde ahora, los miembros de Casrech cuentan con un importante aliado declarado. El gobierno chino, a través de su embajada, da el aval para que la Casrech inaugure su propia tarjeta de crédito. En un principio tendrá un fin social, los beneficiarios serán jubilados y empleados afiliados a algún sindicato.
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