El divorcio ha sido en muchas sociedades un tema muy serio: en algunos casos, romper un matrimonio podía llevar incluso a la marginación social. En China, en los últimos tiempos, el divorcio no sólo se ha convertido en un fenómeno cada vez más común, sino que también ha pasado a ser una forma más de obtener ventajas fiscales o de otro tipo. A estas separaciones se las conoce como “divorcios falsos” (假离婚) y, aunque puede haber otras razones, estas son las cinco más importantes (según el portal de noticias Netease):
1 – Divorciarse para que los hijos vayan a un buen colegio
Es bien sabido que hay pocas cosas tan importantes para un padre chino como la educación de sus hijos. Aunque en China la educación es gratuita y obligatoria durante los nueve primeros años, no todos los centros cuentan con los mismos recursos y la misma calidad educativa. Las diferencias entre una escuela y otra pueden ser muy grandes, marcando en muchos casos el futuro de los pequeños.
A la hora de escoger escuela, uno de los requisitos es que los niños vivan en las proximidades de la misma, algo que se demuestra con el hukou o sistema de registro. Y es aquí donde el divorcio entra en juego. ¿Qué hacer si los padres quieren mandar al niño a una escuela que se encuentra en otro barrio de la ciudad? Una de las soluciones pasa por separarse; todas las propiedades y viviendas se quedan en manos de uno de los cónyuges, mientras que el otro se queda con la custodia del hijo. Una vez separados, el hukou del pequeño se puede mudar a la empresa donde trabaja uno de los padres; se puede cambiar al lugar de residencia de sus abuelos; se puede optar por otro matrimonio falso; o sencillamente se alquila una vivienda cerca de la escuela donde se quiere matricular al niño.
En los últimos años, los medios de comunicación chinos han destapado varios casos como éstos. En este mismo 2014, por ejemplo, la ciudad de Nanjing ha intentado prohibir la práctica [link en chino] al comprobar cómo muchas de las madres que iban a inscribir a los niños se habían divorciado el mes anterior.
2 – Divorciarse para comprar otra vivienda
La gran burbuja inmobiliaria que vive China ha llevado al gobierno a aprobar una ley nacional que permite a los gobiernos locales, “en función de las circunstancias”, limitar de forma temporal la compra de vivienda. En muchos de estos casos, las limitaciones se aplican a “las familias”, a las cuales se le ponen condiciones cada vez más estrictas para adquirir una segunda casa.
Todo cambia, sin embargo, con el divorcio. La pareja se separa y una vez más todos los bienes van a parar a uno de los cónyuges. De esta forma, el otro se queda soltero y sin ninguna propiedad inmobiliaria. Es así como esta persona puede comprar su “primera vivienda” sin ningún tipo de restricción, aprovechándose de intereses más bajos y de un primer pago menos elevado. En algunos casos el ahorro puede ser de decenas de miles de euros.
En los últimos años, los medios de comunicación han destapado muchos de estos divorcios falsos e interesados. Según los datos del gobierno de Nanjing, existe una correlación directa entre la aplicación de medidas restrictivas para comprar casa y el número de divorcios que se producen en la ciudad.
3 – Divorciarse para pagar menos impuestos (en la venta de una vivienda)
Según una nueva ley aprobada el año pasado, la venta de una vivienda tiene un impuesto del 20% (una vez más, se trata de controlar la burbuja inmobiliaria). En este caso, los únicos que se libran de esa taxación son aquellas familias que hayan utilizado esa casa durante más de cinco años y para quienes además sea la única vivienda familiar.
¿Cómo evitar ese 20% de impuestos? Aquí el truco es algo más complicado. Primero, la vivienda que se quiere vender se pone a nombre de uno de los cónyuges. Después, el matrimonio se separa. A continuación, la persona que quiere comprar la casa y la persona que la tiene en propiedad contraen matrimonio. Una vez que han pasado por el altar, se transfiere la vivienda a la persona que quería adquirirla en primer lugar (como es un matrimonio, no se paga el 20% de impuestos). Finalmente, ambos se divorcian.
Como en otros casos, si se descubre el engaño y se demuestra intencionalidad, este tipo de operaciones pueden considerarse fraude fiscal y acarrear importantes multas.
4 – Divorciarse para conseguir el subsidio social mínimo
En las ciudades chinas, aquellas familias que se encuentran en condiciones de extrema pobreza pueden solicitar una ayuda social básica. Ésta se calcula teniendo en cuenta la unidad familiar y los ingresos mensuales divididos por el número de miembros. El portal de noticias Netease pone un ejemplo de una familia de la provincia de Gansu: allí, uno de los padres está en el paro, mientras que el otro gana 1.000 yuanes al mes (116 euros). Como tienen un hijo, tocan a 333 yuanes (39 euros) por miembro de la familia, sobrepasando los 300 yuanes por persona que marca el mínimo establecido por el gobierno de Gansu.
¿Cuál es la solución? Lo has adivinado: el divorcio. Se separan los hukous (en muchos casos es lo que se tiene en cuenta para establecer los miembros de una familia) y la persona que no tiene trabajo se queda a cargo del hijo. De esta forma, sin ingresos, ya pueden solicitar la ayuda social básica. Con ella, además, también llegan otras ventajas como ayudas para que el hijo asista a la escuela, subsidios para la comida o descuentos en el seguro médico.
5 – Divorciarse para tener otro hijo
Cuando se aprobó la política del hijo único a finales de los 70, dar a luz a un segundo hijo se convirtió en China en una misión muchas veces imposible (o muy cara). Aunque había excepciones para las minorías y en el campo, muchos descubrieron otra forma de ir a por el segundo hijo: divorciarse.
La estrategia os la podéis imaginar: el matrimonio que ya ha tenido un hijo se separa. La mujer se vuelve a casar con un amigo o conocido, pudiendo dar a luz a otro bebé. Una vez con el hijo en las manos, esta pareja de conveniencia se vuelve a separar. La jugada se completa con otro paso por el altar con el primer marido.
Si se demuestra, sin embargo, que ese hijo ha nacido de un matrimonio falso, el matrimonio puede recibir la multa típica por haber tenido un segundo hijo “ilegal”. En un caso destapado [link en chino] el año pasado en Foshan, en la provincia de Guangdong, una mujer fue descubierta y se le impuso una multa de 262.000 yuanes (más de 30.000 euros).
Fuente
• Portal de noticias Netease: No hay forma de luchar contra los falsos matrimonios chinos
• Viñetas: Divorciarse para que los niños vayan al colegio / Divorciarse para comprar casa / Tener un segundo hijo no es tarea fácil en China
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