Obama: “He sido muy explícito diciendo que tenemos mucho más que temer de una China débil y amenazada que de una China exitosa y ascendente”
Quedan tan solo unos meses para que Barack Obama abandone su puesto de Presidente de Estados Unidos, pero una cosa está clara: sea quien sea su sucesor, su política exterior será mucho más hostil hacia China.
Por si alguien tenía alguna duda de ello, un reciente artículo publicado en la revista The Atlantic (titulado The Obama Doctrine) muestra a un Barack Obama conciliador, que apuesta porque China siga ganando responsabilidades en la escena internacional y que reconoce el potencial de Asia en su conjunto. En este largo e influyente reportaje del periodista Jeffrey Goldberg, el actual Presidente de Estados Unidos reconoce que lo mejor que le puede pasar a Washington es que a Pekín le vayan bien las cosas:
“En cuanto a las tradicionales relaciones entre grandes Estados, creo que la relación entre Estados Unidos y China va a ser la más crítica”.
“Si lo conseguimos hacer bien y China continúa con su ascenso pacífico, entonces vamos a tener a un socio que cada vez tiene más capacidades y comparte con nosotros la carga y las responsabilidades de mantener el orden internacional”.
“He sido muy explícito diciendo que tenemos mucho más que temer de una China débil y amenazada que de una China exitosa y ascendente”
Además de desearle lo mejor a China (al menos oficialmente), Obama ha intentado situar en el centro de su política exterior a Asia, el continente donde ve más oportunidades de negocio, más dinamismo y mayores intereses para Estados Unidos. Sus ocho años en el poder han sido una lucha constante por escapar de los conflictos en Oriente Medio, Ucrania y Siria para centrarse en lo realmente importante. “Obama está obsesionado con volcar la atención de Estados Unidos hacia Asia. Para Obama, Asia representa el futuro”, escribe Jeffrey Goldberg.
Eso no quiere decir que Washington no reconozca el nuevo reto que supone la creciente influencia china en la región. De hecho, Obama se muestra orgulloso de haber trabajado en los últimos años para mejorar las relaciones con todos los países del sudeste asiático que ven con recelos el ascenso chino (especialmente Vietnam y Myanmar). Obama ha hecho todo lo posible por llevar a cabo su famoso pivot hacia Asia y firmar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés), que considera uno de sus mayores logros. En el artículo publicado en The Atlantic incluso se menciona la posibilidad de que en un futuro cercano Estados Unidos pueda contar con una base militar en Vietnam.
La regla de oro de Obama: “No hagas ninguna tontería”
Además de su postura conciliadora con China, una de las cosas más destacadas del reportaje es que muestra a un Obama moderado en su política exterior, interesado en el multilateralismo y que no quiere responder a cualquier problema con bombas. El Presidente de Estados Unidos ha intentado poner fin a las guerras de Irak y Afganistán, decidió no intervenir en Siria, se ha llevado regular con Israel y ha establecido relaciones con dos enemigos históricos como Cuba e Irán. Su política exterior ha estado guiada por una frase sencilla y rotunda: “No hagas ninguna tontería” (“Don´t do stupid shit”). Todo esto es visto con buenos ojos por China, quien a menudo suele criticar el intervencionismo estadounidense y su recurrente uso de la violencia.
La moderación de Barack Obama, sin embargo, parece que no seguirá en la Casa Blanca. Según recoge The Atlantic, todo su gabinate está formado por personas mucho más militaristas, desde Hillary Clinton hasta John Kerry -sus dos últimos Secretarios de Estado- pasando por Samantha Power -actual embajadora en la ONU-. Todos ellos han intentando convencer al Presidente de realizar más intervenciones militares (por ejemplo en Siria) y todos ellos parecen tener una postura más confrontacional con China.
De los citados, Hillary Clinton es la que cuenta con todas las papeletas para convertirse en la próxima Presidente de Estados Unidos y la que tiene una peor opinión de China. En privado, según terceras fuentes, ha llegado a decir: “No quiero que mis nietos vivan en un mundo dominado por los chinos”. A todas luces, su política exterior apunta a un mayor intervencionismo militar. Joe Biden, el vicepresidente de Estados Unidos, dice en el reportaje que “Hillary sencillamente quiere ser Golda Meir” (la dama de hierro israelí).
En el bando republicano, también Donald Trump apunta a subir la tensión con el gigante asiático. Desde que anunció su candidatura, no se ha cansado de repetir que China es un actor internacional irresponsable, que devalúa artificialmente su moneda y que le está robando dinero y puestos de trabajo a Estados Unidos.
Sea quien sea el próximo presidente de Estados Unidos, parece claro que China echará de menos a Obama.
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