Hoy sale a la venta en España el libro “Hablan los chinos”, una colección de diez historias personales que sirve para presentar muchos de los temás políticos, económicos y sociales de la China actual. Su autora es Ana Fuentes, la antigua corresponsal de la Cadena SER en Pekín y colaboradora de Radio Nederland en español y la francesa BFM. [Aquí tienes una extensa entrevista sobre su trabajo como periodista en China]
Como explica su autora en la introducción, “este libro no es un tratado de historia ni de economía, sino el retrato de diez habitantes de un país que puede convertirse en la primera potencia mundial”. Aprovechando su publicación, le hemos hecho unas preguntas por email a Ana Fuentes para conocer más sobre los entresijos de este libro.
Lo primero que llama la atención es el título, ese “Hablan los chinos”. ¿Por qué lo elegiste?
Porque es difícil que los chinos hablen de la forma en que lo hacen en este libro. A menos que se sientan en confianza o sean activistas que quieran denunciar algo, es complicado que se desahoguen, sobre todo con un periodista occidental. Este libro les da voz para que expresen sus miedos, alegrías y frustraciones. Mi opinión o mis teorías sobre China no me parecían relevantes para un libro, quería plasmar las de los emigrantes, las de los millonarios nacionalistas, las de los empresarios, las prostitutas, los disidentes, los internautas… La idea era que ellos mismos describieran el entramado fascinante y complejo que es su país.
¿Cómo fue el proceso de trabajo? ¿Han sido historias que has ido recopilando a lo largo de tus años como periodista en Pekín?
Fue un proceso interesantísimo y a la vez agotador porque algunos protagonistas se echaron para atrás, o experimentaron dudas, no sabían si participar o no, con lo que algunas historias no terminaban de salir. Todo el material lo reuní especialmente para el libro. Lo que sí fui recopilando antes, durante los tres primeros años que estuve en China, fueron ideas y puntos de vista. Durante todo ese tiempo entrevisté a centenares de personas porque mi especialidad son los reportajes de largo formato sobre la sociedad y sus cambios. Como en los medios de comunicación suele mandar la actualidad, muchas historias increíbles iban quedándose en el tintero. Empecé a trabajar en el libro el último año. Escogí los temas y algunos tipos de vida representativos de la China del siglo XXI, contacté con gente que pudiera explicármelos y puse una lupa sobre sus vidas.
Aunque de lo que hablas son de historias personales, lo cierto es que el libro hace un repaso de la mayoría de temas candentes en China, desde la situación política hasta las diferencias de clase, pasando por la destrucción del patrimonio histórico, el desarrollo económico o los cambios sociales… ¿Cómo trabajaste en este equilibro entre las historias personales y el cuadro global del país?
Como en un reportaje. Los periodistas siempre tenemos que encontrar el equilibrio entre los testimonios personales y los datos, y enganchar para no aburrir al lector o al oyente.
¿Cuál fue la parte más complicada en la elaboración del libro? Imagino que uno de los grandes retos fue encontrar a esas diez personas y hacer que confiaran en ti y te contaran sus historias. La del abogado encarcelado por el gobierno, donde cuentas con detalles las torturas, maltratos y privaciones que sufrió, pone los pelos de punta. ¿Cómo conseguiste que él y los demás confiaran en una extranjera como tú?
Sí, ese fue el gran reto. Me costó que algunos se fiaran de mí porque como sabes a mucha gente le supone un gran riesgo hablar con un periodista occidental. Temen por ellos, pero sobre todo por sus familias y amigos. Me ayudó hablar mandarín y tener amigos chinos. En el caso del abogado, como cuento en el capítulo, tuvimos que cambiar la localización de nuestro encuentro por si nos seguían. Tomamos otras precauciones que por desgracia son habituales para los corresponsales y los activistas en China.
Otra de las historias que más me impactó fue la de Xiao Qiong, la mujer casada con un homosexual. ¿Has seguido en contacto con ella?
La última vez que supe de ella estaba contenta. Su vida había cambiado y había ganado mucha seguridad. Xiao Qiong es muy lista, se cuestiona la educación que ha recibido y está dispuesta a cambiar para ser feliz. [Puedes leer un fragmento de esta historia en el diario El País]
En tu última historia hablas de los asistentes chinos que trabajan para medios extranjeros, que como tú dices, “viven entre la espada y la pared”. Es una situación muy incómoda y peligrosa para ellos de la que no se suele hablar demasiado.
Sí, es un drama para muchos. Por una parte viven un sueño, ya que con los medios extranjeros a menudo investigan temas vetados. Descubren las bambalinas de su país, hablan con compatriotas a los que de otro modo no podrían acceder, como las prostitutas o los emigrantes. Y eso además les da caché entre sus amigos. Pero a la vez viven una angustia terrible, se enfrentan al rechazo de algunos miembros de su círculo, sufren la presión de las autoridades y tienen que lidiar con el sentimiento de culpa. En general no les gusta hablar mal de China, es su país y parte de ellos. Como me decía una amiga: “Claro que tenemos que contar todo lo malo que pasa, que en proporción es mucho más, pero siento que en el extranjero se van a quedar solo con eso, ¿y las cosas buenas?”.
¿Han podido leer las historias que has escrito de ellos tus personajes del libro? ¿Qué les han parecido?
El libro de momento solo se ha publicado en español, tanto en España como en Estados Unidos y Latinoamérica. Será en abril de 2013 cuando se publique en inglés y entonces algunos protagonistas podrán leerlo. Por ahora únicamente lo han leído algunos chinos que hablan español y les ha parecido que describía bien su realidad. Para mí esa era la prueba de fuego: que no les chirriase nada, que les pareciera objetivo, como un documental. Aunque obviamente en el hecho de escoger diez personajes ya existe una selección por mi parte, he tratado de tener el menor peso posible.
En la introducción, y también a lo largo del libro, hablas de la “sinceridad pasmosa” de los chinos. Del libro también se desprende un gran cariño hacia la gente que te has encontrado en este país.
Siempre digo que a mí los chinos, por defecto, me caen bien. Son generosos, muy cariñosos a su manera y amigos de sus amigos. Y sin embargo en China también se dan los mayores atropellos a la justicia y la solidaridad, casos de crueldad extrema, de gente torturada o avasallada que ponen los pelos de punta. Esos agresores y déspotas también son chinos. En resumen, hay de todo, como en todas partes, pero en el caso de China me parece clave explicar las claves históricas que determinan ciertos comportamientos, como el trauma de la Revolución Cultural o el materialismo de los jóvenes con dinero. Y también destacar problemas enquistados que no se resuelven porque, entre otras cosas, el ciudadano sin conexiones con el poder está vendido, carece de garantías jurídicas.
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• El libro está a la venta en España (aquí lo tienes en Amazon) desde el 19 de septiembre. El 2 de octubre se publicará en Estados Unidos y Latinoamérica.
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