Ser periodista en China no es fácil. Junto a las presiones del Gobierno y del mercado, uno tiene que sobrevivir con sueldos muy bajos mientras distintas fuerzas y organismos complican tu trabajo. En los últimos años, el oficio de periodista ha alcanzado todavía peor fama en este país debido a numerosos escándalos en los que los profesionales de la información han recibido dinero de empresas para no sacar a la luz noticias comprometidas. Uno de los más sonados ocurrió poco antes de los Juegos Olímpicos de Pekín, cuando al menos diez periodistas fueron sentenciados por haber escondido la noticia de una explosión en una mina de la provincia de Hebei que costó la vida a 35 personas. Habían recibido por parte de la empresa 380.000 dólares.
El periodista Wang Xiaofeng (王小峰), que trabaja para la prestigiosa revista semanal Life Week (三联生活周刊), contaba hoy en una historia llena de humor la naturalidad con la que los empresarios intentan ofrecer dinero a los periodistas y con la que éstos aceptan un sueldo extra:
TRADUCCIÓN
Traéme primero veinte gramos
Wang Xiaofeng (20 de septiembre de 2010)
Fui a Shenyang [ciudad del noreste del país] a hacer una entrevista y llamé por teléfono al jefe de una empresa:
– Jefe: ¿Cobras dinero por la entrevista?
– Yo: No.
– Jefe: ¿Cómo puede ser que haya un periodista que no cobre dinero por hacer una entrevista?
– Yo: De verdad que no cobro dinero.
– Jefe: Entonces seguro que te estás haciendo pasar por un periodista.
– Yo: Yo de verdad que no cobro dinero.
– Jefe: Hay muchos periodistas que también comienzan diciendo que no cobran, pero al final de la entrevista hacen una insinuación para que les dé dinero.
– Yo: Yo te puedo prometer que no.
– Jefe: Ese truco vuestro ya lo he visto muchas veces.
– Yo: Vengo desde Pekín, desde un lugar tan lejano, y sólo querría hacerle una entrevista.
– Jefe: De hecho los periodistas de Pekín son los que cobran más dinero, además tengo que ayudarte a pagar los gastos del viaje.
– Yo: ¿Podría confiar en mí una vez?
– Jefe: No puedo seguir soportando los gastos de los periodistas. Olvídalo, no acepto ser entrevistado.
– Yo: Si cobro dinero, puede llamar al 110 [el número de la policía] para que me detengan.
– Jefe: Bueno, voy a pensarlo.
Después de encontrarme con el jefe de la empresa y de intercambiar algunas palabras de cortesía, de repente, me dijo: “¿de verdad no cobras dinero?”. Le respondí que “de verdad no cobro dinero”.
– Jefe: Bueno, pues entonces podemos empezar ahora la entrevista.
– Yo: Venga, empecemos.
Una vez que la entrevista acabó…
– Jefe (insinuando): ¿Todavía hay algo más que te gustaría decir ahora?
– Yo: Nada más, muchas gracias por aceptar la entrevista.
– Jefe: Nunca antes me había encontrado con un periodista que no quisiera dinero. ¿Para qué empresa trabajas?
– Yo: Eso no tiene nada que ver con la empresa en la que trabajo.
– Jefe: ¿De verdad que no quieres dinero?
– Yo: Ya te lo he dicho muchas veces, no quiero dinero.
– Jefe (muy cabreado de repente): Lo sé, tienes pensado escribir una noticia negativa.
– Yo: ¿Qué es lo que quiere decir?
– Jefe: Lo entiendo, así yo te doy ahora algo de dinero y tú escribes una historia favorable.
– Yo: No tengo pensado escribir una noticia negativa.
– Jefe: Eres tú quién tiene la pluma, ¿cómo puedo saberlo?
– Yo: ¿Tiene miedo porque ya le ha pasado eso?
El empresario me acompañó hasta la puerta. Después de haber salido y caminado veinte metros, una persona llegó por detrás.
– Manager: El jefe me ha dicho que te dé dos cartones de tabaco.
– Yo: No hace falta, no los quiero.
– Manager: Es sólo un detalle, acéptalo.
– Yo: No fumo tabaco negro.
– Manager: Entonces, ¿qué es lo que fumas? Puedo ir a cambiarlo ahora.
– Yo: Harina.
– Manager: ¿Te vale harina enriquecida?
– Yo: Sí, sí, traéme primero veinte gramos.
(De verdad que la inmensa mayoría del contenido de arriba no ha sido imaginado)
Lee otras de las traducciones que hemos hecho en ZaiChina u otros artículos sobre los medios de comunicación en China
Fuente
► Sin conexión (不许联想), el blog de Wang Xiaofeng (王小峰). El título original del post es 先来20克
Una verdadera pena lo que cuenta este hombre, aunque es graciosa la incredulidad del jefe de la empresa en que pueda haber alguien honrado.
Si a esto le sumas las trabas que pone el gobierno cuando no quieres que escribas sobre algo que no le interesa, al final convierte el trabajo de periodista (pero el de verdad, no el de chichinabo), en el de un luchador estoico.
Un saludo, Daniel.