De concretarse un nuevo préstamo, la deuda con China superaría los 40.000 millones de dólares

“Para el pueblo venezolano y los países que son catalogados como del Tercer Mundo o subdesarrollados es una gran esperanza que en este momento exista la China socialista, la China solidaria, la China que se ha convertido en una de las primeras economías del mundo y que está dispuesta a colaborar con el desarrollo de los países, para que los pueblos puedan alcanzar una vida plena”.

Así se expresó el presidente Hugo Chávez Frías en su programa televisivo Aló Presidente del pasado domingo 13 de marzo, mientras anunciaba uno más de los cientos de acuerdos firmados con el gobierno chino desde que asumiera el gobierno de Venezuela hace doce años. En éste, Xuzhou Construction Machinery Group (XCMG) comenzará a exportar tractores, excavadoras, camiones y montacargas, como parte de un programa de construcción de dos millones de viviendas que se propone el gobierno venezolano de aquí al 2017.

A juzgar por su programa dominical, donde es capaz de hablar durante horas y recomendarle a su pueblo hasta cómo tiene que vestirse, está claro que el Presidente Chávez es un gran showman. Lo que no parece tan claro es su capacidad como estadista. Venezuela es el único país sudamericano que no tuvo crecimiento económico en el año 2010 (el promedio de crecimiento de la región superó el 4%) y es el país con mayor inflación de América (y una de las más altas del mundo). Sufrió dos devaluaciones de su moneda en menos de un año. Y es el país de la región que ha recibido más ingresos relativos (en relación a la cantidad de habitantes) por sus exportaciones en la última década, aún cuando la mayoría de los países sudamericanos han obtenido ingresos históricos récord.

Las crecientes relaciones económicas entre China y Venezuela

Chávez ha visitado China nueve veces desde que asumió el gobierno y sabe que la segunda economía mundial tiene muy poco de socialista, pero este tipo de discursos demagógicos le sirven para hacerle creer a un pueblo mayoritariamente poco informado que el socialismo puede ser exitoso y, por otro lado, para justificar la presencia china en Venezuela, que –entre otras cosas- ha significado ya préstamos por más de 32.000 millones de dólares en los últimos cuatro años.

El mismo día en que anunciaba el acuerdo con XCMG -que forma parte del último préstamo por 20.000 millones de dólares- comisionaba a la ministra de Comercio y a un grupo de ejecutivos de la compañía venezolana de petróleo PDVSA para que se trasladaran a China a solicitar otro préstamo de 10.000 millones de dólares. De concretarse este último, la deuda sumaría 42.000 millones. Y es que este es un año electoral.

La corrupción, la ineficiencia y el despilfarro gubernamental explican que Venezuela tenga que pedir prestado cuando cuenta con un flujo incesante de dólares provenientes de EE.UU., país que representa el 70% de sus exportaciones totales. Venezuela produce poco y nada, más allá del petróleo. Elementos básicos de la dieta del venezolano, como el café, la harina pan y las caraotas (frijoles negros) son importados. Y casi todo lo que consume lo importa de EE.UU. y Colombia, países a los cuales el Presidente Chávez considera sus principales enemigos.

Los préstamos del gobierno chino a Venezuela

Los préstamos chinos a Venezuela están condicionados a la entrega de petróleo a precios preferenciales. Actualmente, Venezuela le envía 200.000 barriles diarios de petróleo por concepto de préstamos, sobre un total de 450.000 barriles al día. La meta de ambos gobiernos es alcanzar un flujo de un millón de barriles diarios para 2012.

Venezuela no es sólo el principal receptor de préstamos chinos del continente, es también el principal receptor de inversiones. Sólo en lo que respecta al petróleo, dos empresas chinas (CNODC y CNP) asociadas con PDVSA, explotan decenas de pozos petroleros. Otras empresas están fabricando en China los primeros buques tanqueros y en Venezuela seis taladros petroleros. También están trabajando en la modernización y puesta a punto de al menos un puerto. En la ciudad de Guangzhou se construye una planta refinadora para procesar el crudo pesado que llega de Venezuela. Además, el gobierno chino estudia la factibilidad de extraer petróleo de la Faja del Orinoco. Este petróleo es difícil de extraer y requiere refinerías especiales, pero esta zona está considerada la reserva petrolera más grande del mundo. Un reto que tal vez sólo China pueda afrontar.

En el último año la actividad de la Comisión Mixta de Alto Nivel -conformada por China y Venezuela en 2001- ha sido incesante. En abril pasado el gobierno venezolano firmó un acuerdo con la empresa Haier para la fabricación de 300.000 electrodomésticos, que serán vendidos a través de la Corporación de Mercados Socialistas a precios por debajo del mercado. Ese mismo mes la China National Offshore Development Company (CNODC) obtuvo un contrato para desarrollar el bloque petrolero Junín 4 en el Orinoco, por el que desembolsó 900 millones de dólares y se comprometió a invertir otros 16.300. En mayo, la empresa de telefonía Huawei anunció un nuevo emprendimiento para el tendido de 5.000 kilómetros de fibra óptica. La China Internacional Holding Corporation prestará 300 millones de dólares para crear la Línea Aérea Bolivariana Socialista. Además, el gobierno bolivariano ha comprado ya seis aviones militares dentro de un acuerdo que incluye otros doce. China Railway obtuvo un contrato por 7.000 millones de dólares para la construcción de 1.159 kilómetros de infraestructura ferroviaria. Empresas chinas también están construyendo para PDVSA tres nuevas fábricas de energía calentadas por coque para generar energía hidroeléctrica.

La relación China-Venezuela, ¿a quién beneficia?

El ingreso de capitales y personal chino a Venezuela se da al mismo tiempo que el gobierno venezolano expropia empresas nacionales y tierras productivas, sin ofrecerle a su pueblo opciones reales más allá del asistencialismo. Tal vez sea por eso que empiezan a escucharse las primeras dudas sobre la conveniencia de la estrecha relación que el Presidente Chávez está construyendo con el gobierno chino. En un reciente artículo de la BBC sobre la cada vez más estrecha relación entre ambos países, el economista y empresario Rafael Alfonso, director del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), sostiene que el vínculo es “poco ventajoso para Venezuela y muy ventajoso para China. Venezuela está tomando préstamos en condiciones muy desfavorables para el país”.

Evan Ellis, del Centro de Estudios Hemisféricos para la Defensa (con sede en Washington) y autor del libro China in Latin America: The Whats and Wherefores, sostiene lo siguiente:

“China ayuda a mantener la viabilidad del régimen de Chávez. La dependencia ahora es modesta, pero está creciendo de forma importante. Las inversiones no se destinan a proyectos sostenibles. La financiación china no parece crear capacidad productiva en Venezuela que se pudiera usar para pagar la deuda. En el corto plazo Chávez se ha beneficiado de la relación con China mucho más que el propio Estado venezolano”.

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