“La Organización Cisneros y China Central Television (CCTV), firmaron un importante acuerdo que facilitará los amplios catálogos de entretenimiento de cada organización, particularmente los documentales con significante valor cultural e histórico en la etapa inicial de la alianza”, informó la familia Cisneros en su sitio web a fines del pasado mes de enero.
Extrañamente, esta noticia no fue difundida por las agencias de noticias internacionales, que sí se hicieron eco de otra manifestación de Gustavo Cisneros, dueño y presidente de la organización con su mismo nombre, en julio del 2011: “En uno o dos años, ustedes probablemente verán muchos Cisneros China o China Cisneros en América Latina, y eso va a ser para lo que venga, ya sea petróleo, oro o grandes operaciones ganaderas”, comentó entonces al anunciar un supuesto acuerdo con bancos chinos.
Gustavo Cisnero y sus negocios con China
El acuerdo con la CCTV comenzó a negociarse hace cuatro años, pero Cisneros había viajado por primera vez a Pekín treinta años atrás, acompañando a David Rockefeller. En aquella ocasión comenzó una entrañable amistad con George W. Bush que se ha mantenido hasta hoy en día. George suele ir a jugar golf al campito que Gustavo tiene en la República Dominicana.
Tanto la CCTV (controlada por el Partido Comunista de China) como Venevisión Internacional son dos grandes productoras y cuentan con decenas de canales y repetidoras y con programación propia donde abundan los programas de entretenimiento, las novelas y los servicios informativos.
Poca creatividad y veracidad puede encontrarse en estos emporios que nunca dejan de ponderar las virtudes del gobierno, la policía, el Ejército del Pueblo y la antigua china imperial (en el caso de CCTV) y el american way of life, la iniciativa privada y la iglesia católica (en el caso de Venevisión).
La colaboración entre Televisa y CCTV
A partir de ahora, más de un cuarto de la población mundial tendrá la oportunidad de acceder a “documentales con significante valor cultural e histórico”. Mediante el acuerdo alcanzado, la CCTV transmitirá programas de Venevisión dentro de un segmento del canal de documentales que se llamará Latin Week, mientras que Cisneros creará un canal para los contenidos de CCTV.
La CCTV ya tiene canales en inglés, español, ruso, francés y árabe. Y también el pasado mes de febrero anunció CCTV America, un programa diario de una hora que se produce en Washington, con información sobre lo que sucede en Asia y que tendría también un segmento dedicado a América Latina. Sin dudas, con unos 1.200 millones de televidentes cautivos, CCTV es la mayor cadena del universo.
Por su parte, Venevisión se presenta como la televisora más grande de América Latina, aunque compite por el primer lugar con su socia, la mexicana Televisa. Ambas son propietarias de Univisión, la principal cadena de televisoras de Estados Unidos para el mundo hispano. De esta manera, la imagen y la voz de Venevisión cubren desde la austral Tierra del Fuego hasta la frontera con Canadá.
Venevisión Internacional (con sede en Miami) surgió del canal venezolano Venevisión, fundado por Diego Cisneros, el papá de Gustavo, con dinero del Estado que le donó su amigo el presidente Rómulo Betancourt. Con ánimo de servir al pueblo venezolano y bajo la filosofía de que el pueblo sufre y por eso es necesario entretenerlo, Venevisión fue un pionero mundial en la producción de televisión basura.
Además de Venevisión y Univisión, el Grupo Cisneros posee cadenas de supermercados, embotelladoras, una fábrica de cerveza, un equipo de béisbol, varios canales de cable (entre ellos un canal educativo que se ve en casi todos los países latinoamericanos) y es accionista de DirecTV, la televisión satélite de América Latina; y de la Barrick Gold, una de las empresas mineras más grandes del mundo.
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