Si para muestra alcanza un botón, nada pinta mejor la gran epopeya de la reconstrucción del imperio chino que la historia de Foxconn, la empresa que tiene a un millón doscientos mil empleados trabajando en el Reino del Centro para Apple y otras multinacionales del primer mundo como Intel, Microsoft, HP, Nokia, Amazon o Cisco.

Foxconn y sus fábricas en China

La empresa privada más grande de China, perteneciente al Hon Hai Group de Taiwán, suele estar en los medios de comunicación desde los suicidios en cadena del año 2010, cuando en menos de un año 19 trabajadores se tiraron por la ventana de sus dormitorios o desde las azoteas del parque industrial y residencial de Foxconn en los alrededores de Shenzhen. Catorce de ellos murieron.

Para evitar que siguiera pasando, la empresa rodeó los edificios de redes protectoras. Ahora es como en el circo: cuando un obrero ya desesperado por sus condiciones laborales decide tirarse por la ventana, simplemente rebota en las cuerdas elásticas. Mejor no hacerlo y continuar con las jornadas laborales de 12 horas diarias, de pie, y leyendo el cartel que dice “trabaja duro aquí adentro o tendrás que trabajar duro buscando trabajo allá afuera”.

De todas maneras, según The Economist, el porcentaje de suicidios de Foxconn es menor que la media que se registra en China. Y según Steve Jobs, que aquel año visitó la ciudad privada de Foxconnn en Shenzhen: “Dios Mío, tienen restaurantes y teatros, hospitales y piscinas. Para ser una fábrica, es una hermosa fábrica”.

Suicidios en las fábricas chinas

En otra de las trece fábricas que Foxconn tiene en China, en Wuhan, sus 300 operarios amenazaron con suicidarse en masa el pasado 2 de enero porque la empresa incumplió promesas salariales. La respuesta fue que tenían dos opciones: renunciar y recibir una compensación o seguir trabajando en las mismas condiciones que hasta ahora. Los trabajadores optaron por renunciar y aún no han recibido compensación alguna. En la fábrica de Chengdu, donde trabajan 120.000 personas, una explosión mató a tres trabajadores y dejó a otros quince con diferentes grados de quemaduras. En el galpón mal ventilado, cientos de operarios lustraban iPads, despidiendo al aire polvo de aluminio sumamente tóxico. Siete meses después otra planta, esta vez en Shanghai, sufría una explosión por las mismas razones, dejando casi sesenta heridos de los cuales veintitrés tuvieron que ser hospitalizados.

Gracias a la política de “un país dos sistemas” los capitales de la “isla rebelde” de Taiwán pudieron ingresar libremente en China a partir de 1979. Hon Hai Group, creada en 1974 por el actual multimillonario Terry Gou, se instaló en Shenzhen en 1988. En pocos años se convirtió en el principal proveedor de piezas para las más avanzadas industrias electrónicas. Actualmente Foxconn fabrica el 40% del mercado mundial de Ipads, Iphones, Kindle, Play Station III y Wii, que mueve 150.000 millones de dólares anuales. Es la principal empresa exportadora del principal país exportador del mundo. Por eso Terry es un gran amigo de China y del Partido, así como de Apple y Microsoft.

Cuando en cualquier parte del mundo el consumidor se lamenta porque los productos que consume son chinos, no se le ocurre pensar que el mayor beneficio no se lo llevan los habitantes de ese país sino las multinacionales que en mayor medida pertenecen al primer mundo occidental y libre. En este caso particular, los principales beneficios van a parar a la admirada y venerada Apple, o a la cuenta de Terry Gou en Taiwán. China también se lleva un porcentaje, pero a costa del sudor y lágrimas del pueblo trabajador y la contaminación de los ríos y el aire. Esta realidad tenderá a cambiar, ya que debido a la crisis europea, China apura su transición de “la fábrica del mundo al mayor mercado global”.

Condiciones de trabajo en China

Los productos de alta tecnología son los que producen mayores beneficios (plusvalía, diría Marx), ya que son los más costosos. Y el grueso del beneficio de un producto va a los bolsillos del propietario de la idea. Eso es lo que se llama Propiedad Intelectual, y es lo que hace que Estados Unidos siga siendo aún la principal economía del planeta. Irónicamente, en la actual campaña presidencial de ese país, los republicanos asustan a los votantes con el “peligro chino”, cuando estos políticos trabajan para las mismas corporaciones que ganan fortunas produciendo en el lejano oriente.

Los trabajadores norteamericanos pierden sus puestos laborales, mientras los trabajadores chinos trabajan el doble y una vez por año regresan a sus aldeas donde la contaminación y los altos precios destruyen las “apacibles vidas” que sus padres vivieron cuando el país era gobernado por el déspota Mao Zedong. Tal vez por eso sea urgente cortar con las ambiciones de Bo Xilai.

Pero ¿acaso la responsabilidad recae sólo sobre las grandes corporaciones y los líderes políticos entregados a sus intereses? El año pasado, las agencias de noticias occidentales difundieron una noticia pasmosa: un joven chino de quince años vendió un riñón para comprar un iPad y una netbook. La pobre madre sólo se enteró cuando vio a su hijo con serios problemas de salud.

Sabemos también que cada vez que Apple lanza un nuevo modelo de iPad hay disturbios en China, donde los jóvenes hacen colas durante días para ser los primeros en comprarlos. Pero la fiebre por adquirir los más modernos productos electrónicos no es exclusiva de China. Por eso, Foxconn tiene fábricas en Europa, Asia, África y también América Latina.

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